Pastorela Mexicana de Miguel Sabido

Por: Silvia Viridiana Gómez Serna

  Bajo la coordinación de Jorge Campos Espino, el instituto cultural de Aguascalientes (ICA), ha estado presentando “La  Pastorela Mexicana de Miguel Sabido” (dramaturgo y director) en el teatro Morelos en la ciudad de Aguascalientes, famosa ya, por la diversión que sus actores transmiten. En ella colaboran más de 30 artistas entre ellos bailarines de la Compañía Estatal de Danza  y personajes invitados. La pastorela es una recreación teatral de los imprevistos que enfrentan los pastores para adorar al niño Jesús, que ha nacido en Belén, en el camino tienen que luchar contra los tres diablos, quienes representando los siete pecados capitales, les ponen todo tipo de trampas, obstáculos y tentaciones para hacerlos desistir, el arcángel san Miguel libra una dura batalla contra Satanás y finalmente triunfa sobre él. En los pequeños  intermedios la compañía estatal de danza presenta cuadros folklóricos y de la época de la conquista,  también cuenta con la presencia de una narradora y la representación de Juana Inés de Asbaje y Ramírez (sor Juana Inés de la cruz) y su abuelo, que explica a ella  y al público la historia bíblica del niño Jesús en la Pastorela Mexicana.

Esta puesta en escena mantiene el interés del espectador casi todo el tiempo gracias al humor de los tres diablos, quienes aparecen con diferentes vestuarios dependiendo el lugar donde se encuentran los pastores, y van caracterizando diferentes personajes populares fáciles de identificar.

El uso del dialogo es muy bueno y con la experiencia que cuentan los actores se hace más profesional, un ejemplo es el del abuelo de sor Juana que habla con una voz tranquila y experimentada,  la del diablo mayor fuerte e imponente, pero con toques de locura, el guion para los pastores es un poco pobre pues casi no están dentro de él,  paralelo a la participación del segundo diablo que es el que se la pasa hablando y haciendo travesuras dentro del teatro, canta canciones que “están sonando”,  hace una serie de desplantes interactivos hacia el publico y su personalidad es muy agradable.

La interpretación de la pastorela ha sido la misma desde el año 2002 a lo que propongo hacer una adaptación de cambios en el guion, y vestuario, esto porque a las personas que vamos año con año a la presentación de esta ya nos es muy familiar y ya sabemos lo que los personajes harán y como estarán vestidos, no dejare de recordar que este año 2010  los pastores cambiaron sus trajes viejos con aros por unos nuevos del estado de Michoacán.

Cabe mencionar que los artistas que actúan y bailan son casi siempre los mismos, hace falta gente nueva y con nuevas ideas, con otro tipo de experiencias,  como este año que a la entrada de un nuevo actor; uno de los de antaño se molesto porque le  “opacaron” su participación de estrella, y que bueno, porque eso no es justo para los jóvenes que queremos entrar a este medio, porque gente así,  desanima y “no deja subir” gracias a que influencia a los directores de la institución, se necesita gente con ganas de aprender y de enseñar pero si se puede lo más posible apegado a lo que en realidad es la cultura y no modificaciones extremas como lo ha ido haciendo la Compañía Estatal de Danza con sus mezclas de música tradicional de Folklor y pasos de un estado diferente a la música, estos modificados, es como una especie de moda y como la mayoría de los maestros encargados de las clases de folklor aquí en el estado de Aguascalientes bailan en la compañía, nos enseñan eso que se inventan y al termino de… aprendimos algo que es diferente  a lo original y por eso los niños que toman clases ni se interesan por el Folklor y lo abandonan, porque es una cosa que ya no tiene historia, en cambio si les contamos y enseñamos lo verdadero se interesarán mas al momento de estar aprendiendo por la historia que contienen los bailes y la música.

Mi valoración de la pastorela es buena porque los actores saben lo que hacen; pero mi punto de vista es ese, el de innovar pero apegado a las raíces para la cultura joven.