lunes, 13 de diciembre de 2010

“Jesús Fructuoso Contreras: A pesar de todo”

“…y a pesar del hombre
no muere el hombre
qué pesar
porque a pesar de todo
la mano tiembla
cuando la poso en tu sombra
las alas sin vida en las sombras
qué mentira /
y a pesar de todo
me duelen las alas”
Fragmento, Manuel M. Ponce

La obra de arte guarda en sí su propio lenguaje. Quienes nos acercamos a ella, al observarla nos convertimos en uno solo; ella está ahí y nosotros con ella. Ha logrado captar nuestra atención; nos toma y nos conduce. El artista propone y el espectador se dispone y, en este sentido, la obra de la cuál haremos referencia en esta ocasión es una escultura hecha en mármol del aguascalentense Jesús Fructuoso Contreras, titulada Malgré Tout o bien, A pesar de todo, trabajo cuya réplica se puede apreciar en uno de los patios del Museo de Aguascalientes –ya que la obra original, cabe decir, se localiza en el Museo Nacional de Arte en la capital del país.
Lo que se observa en primera instancia es la figura de una mujer desnuda encadenada –tanto de pies y manos- sobre una superficie en relieve –al parecer rocosa- que da la sensación de arrastrarse hacia un punto desconocido pero con la vista hacia el frente. Su pierna izquierda –hacia adelante- sigue avanzando, mientras que con la derecha se apoya para poder encontrar este impulso. Por estar sus brazos inmóviles –sujetos por la espalda-, es con sus hombros con los que se empuja, quedando su vientre y pecho a ras de suelo. Aquí llama la atención la posición de sus manos, donde la derecha –con el codo levantado hacia arriba- es un puño cerrado listo para lanzar un golpe, en tanto que la izquierda está abierta, como si indicara su próximo triunfo, la salida hacia algo pero también, el dolor. Considero que esta es la única parte donde expresa este sentimiento ya que su rostro –un poco inclinado hacia la derecha-, no denota alteración alguna, por el contrario, permanece en completa tranquilidad: sabe que conseguirá su objetivo. El soporte de su cuerpo queda de igual manera a la derecha, por lo que su abundante cabellera cae hacia ese lado, aunque ciertamente, no parece tener mucho movimiento.
Pero, ¿por qué encadenada? La escultura en primera instancia, llama la atención puesto que ahí está sucediendo algo que parece escapar de nosotros. Las cadenas, como símbolo, son elementos entrelazados que bien pueden reflejar la unión de algo; empero pueden remitirnos a la esclavitud, a coartar la libertad de alguien. Hay un significado oculto. Así vemos que “[e]l simbolismo es el modo más adecuado a la enseñanza de verdades de orden superior, religiosas y metafísicas, es decir, todo lo que el espíritu moderno desprecia o rechaza” (Guénon citado en Blech, 2004:87) y frente a nosotros tenemos a una mujer desnuda, con ninguna otra cosa encima que metal en su cuerpo; éste le pesa y aún así, no se queja. Se mantiene impasible.
Esta escultura hecha en mármol hacia 1899-1900, es una de las obras más importantes de Jesús Contreras, nacido en la cuidad de Aguascalientes el 20 de enero de 1866 y, pareciera en todo momento un juego de hemisferios, de lados opuestos que se complementan entre sí por lo que no pueden quedar aislados uno del otro, que en palabras de Durand, diríamos que “la conciencia dispone de dos maneras para representarse el mundo. Una directa, en la cual la cosa misma parece representarse ante el espíritu […] Otra, indirecta, cuando por una u otra razón, la cosa no puede presentarse en ‘carne y hueso’ a la sensibilidad [por ello] el objeto ausente se re-presenta ante ella mediante una imagen” (citado en Bech, 2008:72). Independientemente del mito alrededor de la pérdida del brazo izquierdo de Contreras –creado por Amado Nervo, con quién convivió en París durante su estancia en el viejo continente)-, esta escultura proyecta un espíritu que está brotando en un contexto de suma desigualdad social, donde ser culto no era del todo una cuestión de solvencia económica sino del afrancesamiento de las maneras de las personas, por ejemplo.
Dicho sea de paso que, al mudarse a la ciudad de México y mostrar su talento fue acreedor a una Beca para estudiar en París en 1887 –para especializarse en la fundición del bronce-, por lo que entró en este grupo selecto de artistas que tuvieron la oportunidad de prepararse en la capital francesa durante el porfiriato y ello lo podemos apreciar desde el título de esta obra y en otras más.
El trabajo que venía haciendo Contreras era un tanto nacionalista, puesto que 20 de sus esculturas se encuentran en el Paseo de la Reforma de la capital mexicana por encargo de Díaz y Malgré Tout escapa a esta tendencia y, por su calidad y singularidad le valió su participación como Comisionado General de Bellas Artes en la Exposición Universal de París de 1900 donde obtuvo el Gran Premio de Escultura así como la Cruz de la Legión de Honor de la República Francesa por esta obra, entre otros reconocimientos.
Pero fue esta ciudad también donde perdería su brazo derecho a causa del cáncer, lo que con todo su carácter salió adelante y continuó trabajando con un solo brazo como alguna vez lo hubo dicho van Gogh "Sufrir sin quejarse es la única lección que debemos aprender en esta vida" y Contreras aprendió esta lección de una manera dura aunque sólo viviría un par de años más después de ello. La situación de la pérdida de su brazo, incluso, inspiró a artistas tales como Manuel M. Ponce, quien compuso una obra homónima, A pesar de todo, donde su ejecución es sólo con el brazo izquierdo.
Finalmente, es importante señalar que Malgré Tout es una escultura que se abre paso por una etapa de modernismo –de corte liberal- en México. Es una obra que atrae y magnetiza. Si bien es cierto que Contreras sólo estuvo en Aguascalientes hasta su adolescencia y que todo su trabajo lo realizó fuera de su ciudad natal, se ha convertido en un emblema para la ciudad que lo vio nacer.
Quizá Contreras se mantenía a la expectativa por algo o simplemente estaba dando el brinco hacia el nuevo siglo proyectando la fuerza de su espíritu al mostrar que, a pesar de estar sujeta de pies y manos, tranquilamente avanzaba sin mirar ni a los costados ni hacia atrás, sólo al frente y, junto con la criatura inocente y serena ante las vicisitudes de su realidad inmediata, se acompañarían mutuamente, en silencio, como si ella reflejara el deseo de Contreras de salir avante de su cáncer que terminaría con su corta vida –a los 36 años.
Ella habla, pero habla en silencio; él ha hablado, a través de su joven, pues A pesar de todo, la lucha por la libertad, permanece.


Sindy Maribel Bueno Gómez




Bibliografía
BLECH, Julio Amador. El significado de la obra de arte. Conceptos básicos para la interpretación de las artes visuales. UNAM, 2008
GONZALEZ Navarro, Moisés. Sociedad y cultura en el porfiriato. Cien de México, CONACULTA, México, 1994.

Sitios consultados:
http://www.mexicomaxico.org/Reforma/JesusFContreras.htm
Jesús Contreras y el romanticismo mexicano Disponible en: http://sepiensa.org.mx/contenidos/ponce/ponce_2.htm


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