domingo, 12 de diciembre de 2010

critica final.

 UNIVERSIDAD AUTONOMA DE AGUASCALIENTES.
CENTRO DE LAS ARTES Y LA CULTURA.
LIC. CIENCIAS DEL ARTE Y GESTION CULTURAL.
TALLER DE APRECIACION CRÍTICA.
PROFESORES: MARIO HERNANDEZ & JORGE TERRONES.
TRABAJO FINAL: CRÍTICA.
POR: EMMANUEL GARCÍA CORTÉS.

OBRA: LA CATRINA.
AUTOR: JOSÉ GUADALUPE POSADA. (1852-1913) PINTOR Y CARICATURISTA MEXICANO.
UBICACIÓN: MUSEO NACIONAL DE LA MUERTE, CENTRO CULTURAL UNIVERSITARIO. AGUASCALIENTES AGS. MÉXICO.

Grabado en metal obra de José Guadalupe Posada.
Obra que representa una metáfora de la sociedad mexicana antes de la Revolución. Creada por Posada, conocida originariamente con el nombre de “la calavera garbancera”, y rebautizada por Diego Rivera ya con el nombre que la inmortalizo: la catrina.
Su nombre proviene de la palabra catrín, que significa elegante, fino o sofisticado.
En este grabado se aprecian las características propias de la sociedad europea de aquella época. El gran sombrero francés con plumas, holanes y adornos. Resaltando el pensamiento de Posada sobre la sociedad mexicana de querer parecerse a los europeos; “aunque ande en los huesos, pero bien vestido”.
Obra que asemeja una calavera, parecida a la complexión del mexicano campesino promedio y no tan lejos de la apariencia de la sociedad pudiente de la época; un poco encorvada, el cráneo no es perfecto, los dientes aparecen nada cuidados y un poco desalineados, y un mentón cuadrado asemejando una característica física europea.
Posada, como caricaturista se ve influenciado por su estilo irreverente y no persigue en su grabado la fidelidad de la catrina con respecto a la anatomía humana.
 Y es así como se observa esta obra, un tanto caricaturesca, pero con detalles que son conocidos e identificables por la sociedad; los huesos de los brazos, los hombros, las costillas, el cráneo y la columna vertebral. Calavera de un color blanquecino, en la cual resaltan los efectos de sombra de los pómulos y los ojos a causa de su gran sombrero.
Sombrero enorme con demasiados adornos como para asemejar al típico sombrero de charro mexicano. En él se aprecia la maestría de Posada para realizar con lujo de detalle los efectos de de luz y sombra, así como los efectos de movimiento de los holanes y los adornos. Detalles para los cuales el autor solo hizo uso de líneas rectas y curvas para lograr tales efectos de claro-oscuros.
Se hacen notar unas delgadas líneas sobre las cavidades de los ojos que, bien pudiesen representar o dar una idea vaga de la existencia de cejas en este grabado.
Como una característica típica del folclore de la sociedad mexicana, aparecen unos cuantos adornos en los costados del cráneo. Adornos que nos remiten casi de inmediato a la vestimenta típica de “las chinas poblanas”, atuendos con las que son conocidas en nuestro país y en todo el mundo. No se aprecia color en estos detalles, pero se nota el adorno como parte de la ornamenta del cabello, (aunque la catrina no posee tal característica).
Pertenece a ella una cualidad que la distingue de otras obras; como lo es esa sonrisa picara que fiel a la tradición mexicana de adorar a sus muertos, nos muestra una actitud “amigable” y divertida como jactándose de que se trata de la mismísima muerte, y que nos puede llevar con ella en cualquier momento pero que, en ese instante solo le importa, por decirlo de alguna manera y a riesgo de sonar un tanto irónico; solo quiere disfrutar la vida.
Como mencione con anterioridad, se ve plasmado el pensamiento de Posada en lo concerniente a la actitud de la sociedad alta de aquella época de querer adoptar un estilo de vida que no les correspondía.
Es una obra que, sin quererlo, ni pretendiendo como finalidad principal el hecho de representar mas allá que una sátira social, se convirtió en parte del legado cultural mexicano.
Una obra que debe ser admirada a mí parecer por chicos y grandes. Para los segundos necesariamente como una forma de recordar una tradición milenaria heredada por nuestros antepasados indígenas, y para los primeros, principalmente por el hecho tan importante que representa el  no solo conocer las tradiciones de todo un pueblo, sino el continuar con ellas para nunca dejarlas extinguirse a las sombras de personajes que carecen de sentido; como lo son los inventados por nuestro país vecino del norte, que sin ser relevantes y carentes de cualquier característica que implique una tradición como tal, y a causa del consumismo que vive nuestra sociedad actual, le ha ido restando importancia a una de nuestras mayores tradiciones como raza (la celebración de la muerte), y la ha impulsado a dar un paso más cerca al oscuro rincón de los recuerdos de lo que alguna vez fue pieza fundamental de nuestra cultura.
Obra maestra con la es conocido mundialmente José Guadalupe Posada. Personaje que ayudo a crear un arte auténticamente mexicano además de colaborar a su difusión.
Con esta obra, no solo se propuso un arte mexicano como tal, que luego seguirían los grandes muralistas de nuestro país, sino que además, el personaje de la catrina, ayudo a establecer al día 2 de noviembre como fecha para la celebración de la festividad de adoración y culto a la muerte.
·         Culto que a finales de los años 50, se consolido como una nueva religión que implica la adoración a los dioses mayas y aztecas, la fijación prehispánica hacia los muertos, aunados al catolicismo y al hecho de ver a la muerte como parte de la vida cotidiana.
Estos hechos los menciono como parte del impacto que tuvo esta obra en el México de 1890, que llevo a culminar en fechas recientes, en la forma de ver e interpretar el hecho inevitable de morir.
Actitud por la que es conocido mundialmente nuestro país al adorar, celebrar y afrontar la muerte con picardía.
¿Cómo criticar negativamente una obra responsable de tales impactos en nuestra cultura?
Me es un tanto difícil si tomamos en cuenta que fue una obra con demasiada relevancia, además de que no existe pieza de grabado con la que se le pueda comparar. Grabados habrá muchos, pero solo existe una catrina.
Así que, sin más por plasmar en esta crítica, solo dejo espacio para resaltar la belleza de este grabado, obra de un gran artista mexicano como lo fue y seguirá siendo; JOSÉ GUADALUPE POSADA.









“La muerte, es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera”.
J. G. Posada.

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