lunes, 13 de diciembre de 2010

¨El Encierro¨

Sí, en el toreo está presente la muerte, pero como aliada, como cómplice de la vida: la muerte hace de comparsa para que la vida se afirme.
Fernando Savater


Por: María Tonantzin García López

Paseando por el barrio de San Marcos, famoso en el centro de la ciudad de Aguascalientes, todo ciudadano oriundo de este pequeño estado seguramente se ha percatado de la enérgica escultura que adorna uno de los puntos de reunión más visitados durante el mes de Abril.   Me refiero al monumento llamado ¨El Encierro¨ que está ubicado en el espacio que separa el área de centros nocturnos del área de restaurantes de la Feria Nacional de San Marcos.

Es posible que al acostumbrar nuestra mirada a aquel grupo escultórico no nos detengamos a observar con atención las formas y la estructura que integran este monumento y mucho menos nos interesemos en encontrarle algún sentido o alguna significación al mismo. Simplemente uno se puede dejar impresionar por lo superficial: un conjunto de toros que son acarreados por un jinete a caballo, muestra de la cultura taurina en el estado y nada más. Pero no es así, ¨El Encierro¨ tiene más que decir.

Realizada en 1986 bajo las indicaciones del gobernador de aquel tiempo, el ingeniero Miguel Ángel Barberena Vega, la obra  ¨El Encierro¨ fue creada por el escultor Jorge de la Peña Beltrán, originario del estado vecino de Jalisco, quien basándose en el modelo de su conjunto escultórico ¨La estampida¨, localizado en una de las glorietas de la capital tapatía, logró construir este emblema característico de la ciudad de Aguascalientes.

Inicialmente, esta escultura fue colocada en el cruce de la calzada Arturo J.Pani y Expoplaza para ser vista desde dos ángulos diferentes pero, al modificarse la zona ferial, fue reubicada en una plazuela, no muy lejos de ahí, además de que se le construyó una fuente como elemento integrador.

En su totalidad está formado por  7 toros que son conducidos a campo traviesa por un caporal montado en un corcel. El movimiento se aprecia en toda la obra; se puede distinguir que los toros y el caballo corren a gran velocidad y que el hombre, que porta un sombrero de charro en su cabeza, empuña decididamente una lanza a manera de ¨pica¨ para conducir a esas bestias.  
Cada toro está esculpido en una postura diferente lo cual le da más dinamismo a la obra. No se repiten sus acomodos; algunos tienen la cabeza más inclinada hacia un lado, otros miran hacia adelante, unos tienen las patas delanteras flexionadas mientras que otros parecen estar brincando para darse empuje y así escapar rápidamente de la lanza que los tomó por sorpresa. Los toros no se ven muy agitados en su semblante ya que su mirada firme, propia de estos animales salvajes, no muestra miedo, sino únicamente el aturdimiento que los obliga a correr.
Uno de ellos, el más cercano al caballo, con el hocico ligeramente abierto deja ver su lengua de fuera, jadeante, como si se sintiera más presionado por estar a tan corta distancia del hombre que los empuja lejos de su lugar de reposo para conducirlos al ruedo donde tendrán que sacar su bravura y utilizar su audacia para defenderse de los banderilleros, los picadores y el torero que ineludiblemente terminarán con su vida.

El caballo, que junto con el caporal tiene un peso aproximado de tonelada y media,  manifiesta la fuerza y el vigor en sí. Estas características son claramente notables en la posición que presenta: las patas delanteras al aire, las traseras muy flexionadas y la cabeza levemente agachada como si estuviera a punto de volverla a levantar por encima de los toros que acarrea. Asimismo, manifiesta un impetuoso movimiento debido al efecto que el viento, aunado a la rapidez de su carrera, causa en la cabellera de su crin que se despeina hacia atrás con vehemencia al igual que los cabellos de su cola dispersos al ritmo de sus maniobras.
Está elaborada con la técnica de bronce a la cera perdida, hecha ¨a barrotazos de una sola intención¨, de ahí que no es una escultura totalmente ¨definida¨, ya que las figuras no están hechas a la perfección sino que tienen un toque de ¨impresionismo¨ escultórico, es decir, así como en la pintura impresionista que a través de manchas logra dar una forma, de igual modo en la escultura, se sigue el mismo esquema pero en volumen, que mediante plastas y hendiduras se consiguen definir las figuras que constituyen esta escultura.          El trabajo de filamentos en bronce esparcidos, presente en esta obra, es característico del estilo del artista tapatío.
Aunque pareciera que las representaciones están en descomposición no significa que estén mal hechas, es simplemente la técnica no-realista utilizada la que les da esa impresión y es por eso que a mucha gente no le termina de convencer este tipo de trabajos escultóricos.
Las manchas plásticas, que en su conjunto dan la forma a los animales, producen un efecto aún más dramático sobre el grupo escultural debido a la acción del juego de luces y sombras que durante el día se filtran por las fisuras y los relieves de las figuras.  Los músculos de los toros bravíos se descubren más fuertes y con una potencia tal que si tuvieran vida nos harían huir de sus patadas al igual que sus cuernos perfectamente alineados y afilados nos obligarían a alejarnos de ellos.

Con un peso aproximado de 800 kg, cada uno de los toros lleva como distintivo el ¨fierro¨ o marca de cada una de las ganaderías de toros de lidia existentes en el estado, lo que convierte al monumento en un símbolo conmemorativo de los ganaderos aguascalentenses. Pero, ¿Por qué son siete los toros de este encierro si una corrida consta de sólo seis?  La explicación es fácil: se incluyó un toro de más debido a que el gobernador que mandó construirla también tenía una ganadería y quería que su sello estuviera presente en la obra.

En su perímetro exterior, e incluyendo la fuente, mide 24 metros de largo, 10.5 metros de ancho y posee una altura máxima de seis metros y medio. Todos los componentes están montados sobre una estructura metálica recubierta con fibra de vidrio que imita peñas y rocas del campo mexicano.

Por ende, ¨El Encierro¨ es una representación de la habitual persecución a la que se encuentran sometidos los toros debido a las prácticas de tauromaquia tan arraigadas en este estado. Es una prueba de las tradiciones y las costumbres de un pueblo colonizado por españoles, de la contención de la fiereza de estos animales para entretenimiento de un público, de la resistencia que oponen ante sus verdugos y su deseo de no ser derrotados a la par de la ardua faena que realizan los caporales para dominar a estas bestias.  ¨El Encierro¨, su nombre lo dice, es arrebatar la libertad, es el destino del cual no pueden escapar los toros bravíos que son conducidos finalmente hasta su muerte.



Fuentes consultadas:
- Dirección de Proyectos de Rescate Patrimonial y Restauración. Secretaría de Obras Públicas. 

- http://www.profesorenlinea.cl/artes/Escultura_tecnicas1M.htm

No hay comentarios:

Publicar un comentario