lunes, 13 de diciembre de 2010

"Bailando de Calle"

Los egipcios veneraban a la mística diosa Mesjenet, la cual era aludida a la maternidad y protectora en el parto; la oficial guardiana de la vida, también trazaba los cimientos en los que estaba postrado el universo y esculpió con sus propias manos la colina madre en donde se construyó al mundo. Determinaba el destino de los hijos como buena patrona de las madres, y era la figura en la cual recaía el vívido poder chispeante de un suspiro, de un latir, de una mirada…
Así mismo tiene por nombre la compañía de danza integrada por cuatro energéticas y dedicadas feminidades que, en común, buscan hacer explosiones rítmicas en el escenario, explosiones de vida que provienen de los más sumergidos pensamientos y emociones, los cuales se van entrelazando minuciosamente con una lírica que respalda cada uno de los pincelazos corporales.
Esta compañía es dirigida por Teresa Muro, quien la ha logrado llevar hacia la innovación constante durante diez años, quien a base de innumerables talleres, cursos y congresos, nacionales como internacionales, ha llegado a acumular conocimientos técnicos y prácticos en diversos estilos de la danza, así como jazz, ballet, danza contemporánea e, incluso, hip hop. Sólo de esta manera ha llegado a marcar sin titubeo su trayectoria como bailarina, directora y coreógrafa de la compañía que ha propuesto una fusión jazzística, clásica y contemporánea para pisar diferentes e importantes escenarios como el  Encuentro Nacional de Academias de Danza Jazz  en Toluca 02 y 03, el Encuentro Nacional de Baile Moderno en Acapulco 02, 03 y 04, el Premio Nacional de la Juventud 2002 en la ciudad de México en el Palacio de los Deportes, en el  5° y 8º  Congreso Nacional de Danza Jazz en Morelia y en el XXIV Festival Internacional de Danza Contemporánea “Lila López” en el año 2004 en San Luís Potosí.
El desarrollo dancístico que impulsa Teresa Muro es mezclando técnicas para dar vida a un movimiento que interprete la música y grite un sentimiento. Procurando apegarse a la música, el jazz lírico tiende a desfogar pasión y emoción retratando vivencias de un alma. La danza lírica tiene un corto periodo de vida relativamente, pues nace a partir de los géneros base de la danza y se le añaden líricas que se transforman en la fuente principal de inspiración y el delicado engrane para cada movimiento. Se puede relacionar con la fuerza poética, igual de expresiva y rítmica que se enfoca en expresar lo inexpresable de manera sutil, directa y espontánea.
El último proyecto de la versátil compañía lleva por nombre “Bailando de Calle” y junto con la sólida y profesional técnica, te dispara a un contagioso tren de calor que en esencia trata de desenmascarar cómo el alma y el cuerpo, a través del tiempo, caminan por las calles, dejando grabado el efímero segundo en que se convierte la vida. Define, a través de la dibujada colocación corporal, los momentos que respiran a partir de sustanciosas emociones, que ahogan a un cuerpo en la naturalidad de la noche hasta que detona el delirio, bajo el cual, estos entes dancísticos parecen perder razón para entregarla a la cómplice de todas las dudas y pasiones: la luna, bajo la cual los pensamientos cambian de forma y, cual reloj, lleva la cuenta de los momentos no vividos.
 La música con la que se ejecuta la íntima personificación de almas de “Bailando de Calle” va a cargo de algunas como Ely Guerra y Ximena Sariñana, quienes predominan por tener temas amorosos y profundos con un ritmo melódico, suave y a la vez penetrante, del cual depende la calidez del constante movimiento sostenido, del flujo, de la conexión imprescindible entre la respiración de cada una de las bailarinas y sus piernas, sus saltos, sus brazos, el énfasis de los sentimientos manejados; y, de manera trascendental, la conexión que logra establecer con el público y su imaginación.
Entre cada pieza musical, las luces se apagan y se deja escuchar, solamente, una voz calmada, suave y firme cual consciencia; la cual recita diferentes poemas que dejan en claro que se trata de una velada dirigida a lo que yace en lo más profundo de cada uno de los espectadores vivos y amantes de la misma vida. Son algunos poemas como: “Eran dos”, “Espero curarme de ti”, “Tu cuerpo está a mi lado”, “Besos”, y otros propios de Teresa Muro, los que terminan de desentrañar la inmensidad de imágenes, esencias, cuerpos, y conmociones que simplemente no pueden dormitar por siempre en la memoria. Devolviéndoles la vida al momento en que divagaron en las calles bajo la luna.
Con este desafiante proyecto, Teresa Muro, junto con las colaboradoras de la compañía, abarcan un fenómeno con el que se ofrece algo diferente para las diferentes necesidades de una modernidad dormida. Avanza mediante la sensualidad y amistosa imagen de un cuerpo femenino, hasta hipnotizar cual diosa, para sacudir y provocar lo más profundo de una idea, de la vida misma. Despertar lo más vivo de los vivos y muertos.

Lucero Cabañas Melo

No hay comentarios:

Publicar un comentario